La OMS ha admitido que está investigando la relación entre la vacuna contra la Gripe A y un aumento de casos de narcolepsia en niños y adolescentes. Justo dos meses antes, este mismo organismo afirmaba que la vacuna era segura. También hay padres que ven cómo sus hijas llevan dos años con convulsiones tras haber sido vacunadas con la vacuna contra el virus del papiloma y ahora se preguntan por qué nadie les advirtió de ese riesgo.
Se podría seguir así con muchos más ejemplos; yo no cuestiono la terapia en sí, sino el que existan vacunas de rápida creación y comercialización (y espectaculares beneficios) que no se administren con las debidas garantías médicas y que convierten a la vacunación en una especie de ruleta rusa. Máxime cuando se dice que expertos a sueldo de la OMS cobraron presuntamente de los laboratorios que fabricaban la vacuna para recomendarla por doquier.
No es ser reaccionario pedir que se investigue a presuntos corruptos y pedir que se administren solo vacunas inofensivas, es ser consciente de que tras el gran negocio de la vacunación mundial existen dos intereses: los económicos de grandes empresas y la salud del individuo y, hasta donde mi memoria alcanza, sé muy bien cuáles se anteponen a cuáles.
Vacunas seguras · ELPAÍS.com
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