Donde digo liberalismo hago intervencionismo: socializar pérdidas
Habrá que vigilar a las cajas. No solo sus cuentas. Su proceso de bancarización. Habrá que impedir que al final vuelvan a protagonizar otro episodio de privatización de beneficios y/ o nacionalización de pérdidas, ese clásico. Las cajas frágiles se mueven entre dos infiernos: quedarse compuestas y sin novio, porque nadie quiera comprarlas (a un precio decente) o convertirse en una merienda de negros, entregadas baratitas a los amigos de turno en una nueva desamortización. Hay dos cuestiones clave. Una es el precio a la que se vendan trozos de su capital, de su banco "bueno". Se entiende que en épocas de crisis, de retraimiento de capitalistas y tras tanto haber visto marear su fama, se practique algún descuento: una entidad de las sólidas, La Caixa, prevé una rebaja ya muy holgada, del 20% sobre su valor en libros. Pero ¿más? Algunos, digamos que expertos, aventuran descuentos de hasta el 65%, rebaja de aurora boreal, pues se supone que se tratará de bancos saneados y desgajados de la escoria. La otra cuestión es precisamente la de sus bancos "malos", donde aparquen los activos poco valiosos, fallidos, dudosos, subestándar, basura. ¡Que no acaben quedando enganchados a la manguera pública! Por suerte el Banco de España se negó hace ya tiempo a ese modelo irlandés de socialización de pérdidas que algunos reclamaban. Habrá que mantener el asunto bajo observación.
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