La Federación de Estibadores Terrestres y Transportistas Manuales del Perú (Fettramap) planteó la posibilidad de que la cobertura del Seguro Integral de Salud (SIS) alcance al tratamiento de los casos de discapacidad laboral como consecuencias de los accidentes de trabajo.
Tras señalar que el 12 por ciento de estibadores deja de trabajar cada año por problemas de salud, Guillermo Onofre, secretario general de ese gremio, dijo que los problemas de salud más frecuentes que padecen los estibadores como consecuencia de levantar peso más allá de lo permitido por las normas vigentes (50 kilos), son la artrosis, la desviación de la columna (escoliosis) a nivel lumbar (cintura) y cervical (cuello).
Asimismo, se presentan las hernias en las zonas ventral, inguinal y lumbar, así como problemas cardiacos derivados del sobre esfuerzo realizado al cargar sacos de más de 70 kilos y varias veces durante la descarga de los camiones de papas, yucas, verduras y frutas diversas.
Al respecto, Capristano Ramírez Gamarra (61), estibador de larga trayectoria que empezó a los 17 años cargando costales de yuca de hasta 180 kilos, confesó que padece de artrosis en la rodilla derecha y en ambas manos.
En más de 40 años de arduo trajinar como estibador en el mercado mayorista de La Parada, Ramírez escasas veces visitó a los médicos. Y no lo hizo por falta de preocupación, sino porque al término de cada jornada terminaba exhausto y lo que ganaba con tanto esfuerzo físico le alcanzaba apenas para cubrir sus gastos elementales.
“Cuando uno es joven y tiene fuerzas solo piensa en trabajar para llevar algo a su hogar, como ocurrió en mi caso y así seguro ocurre con los chicos provincianos que empiezan en la estiba por necesidad”, manifestó.
Sin embargo, agregó, cuando pasan los años el desgaste físico te pasa la factura y el organismo empieza a resentirse, se sienten los dolores en las articulaciones y los músculos, hasta que aparece en algún momento una lesión de consideración.
“En los establecimientos de salud solo recibimos pastillas para el dolor y nos dicen que descansemos. Pero, apenas nos sentimos mejor tenemos que volver a la faena porque no tenemos más alternativa para sobrevivir. Es así de duro este medio de vida”, expresó.
Ramírez Gamarra lleva el dolor a cuestas, pero no se resigna y quiere que los jóvenes estibadores no pasen lo que le está tocando padecer a él.
“Quisiéramos que el SIS cubra nuestra rehabilitación, porque una vez que nos vemos obligados a dejar este trabajo por accidentes o problemas de salud, sufrimos doblemente por la enfermedad que nos deja discapacitados y por el abandono en que quedamos”, anotó.
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