Los sueldos de los trabajadores crecen poco; en algunos casos incluso bajan.
El desempleo sigue en las alturas, entre los mayores del mundo desarrollado.
Y los precios se disparan: la inflación gana altura por la subida de los alimentos y, sobre todo, de los carburantes; y en el otro precio fundamental para la economía -los tipos de interés oficiales: el coste del dinero- se adivinan también alzas que ya se han dejado notar en las hipotecas.
Está por ver si esas subidas son coyunturales o han llegado para quedarse, pero las consecuencias de todo eso son fulminantes para el bolsillo: una merma del poder adquisitivo en España y, en definitiva, más complicaciones en una salida de la crisis que parece una carrera de obstáculos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante ...