La "grandes" necesidades de refrigeración de la central nuclear de Garoña (Burgos) dan lugar a que el reactor "vierta" al Ebro agua a una temperatura diez grados más elevada de lo permitido, según ha constatado un análisis de agua realizado en febrero por una empresa "independiente" a petición de Greenpeace.
El estudio fue efectuado por Uriker, una entidad autorizada por la administración para el control y vigilancia de la calidad de las aguas, el pasado 9 de febrero -un día considerado "óptimo" para este tipo de pruebas por la ausencia de lluvia y la buena calidad del agua del Ebro- en ocho puntos del río situados a lo largo de los 6,8 kilómetros que separan Frías y del Puente de Tobalinilla, en Burgos.
Pues bien, las muestras recogidas ponen de manifiesto que la temperatura del agua aumenta 15,7 grados de un punto a otro, pasando de los 5,3 grados a los 21, debido al agua caliente que vierte al río la central de Garoña, situada entre ambos puntos.
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