Este vagabundo de las historietas de Escobar, que vivía debajo de un puente y siempre tenía hambre, consideraba la carne de ave como el súmmum de la riqueza.
En la España de 2011, sin embargo, comprar pollo es sinónimo de apretarse el cinturón.
Con la tasa de paro por encima del 20% y los niveles de confianza en la economía bajo cero, las familias han reducido su gasto en carne de vacuno un 3,4%, de cordero más del 10%, e incluso en cerdo, el 4,8%.
Se han pasado al pollo, del que se vendieron en enero un 1,5% más kilos que un año antes.
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